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Violencia electoral desatada: México en la encrucijada

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El proceso electoral 2023-2024 en México ha quedado marcado como el más violento en la historia reciente del país, según revela el segundo informe de la consultora Integralia sobre la violencia política. Las cifras presentadas son alarmantes, evidenciando un preocupante panorama que amenaza la integridad del sistema democrático mexicano.

Desde septiembre de 2023 hasta la fecha de actualización del informe, el 1 de abril de 2024, se han documentado un total de 300 incidentes de violencia política en todo el país. Esto equivale a un promedio de 1.8 víctimas diarias, una cifra que no puede pasar desapercibida ante la gravedad de la situación.

Los datos presentados por Integralia arrojan luz sobre la cruda realidad que enfrentan aspirantes, candidatas y candidatos en México. El informe revela que estos son el principal objetivo de la violencia política, concentrando el 31.8% de las agresiones. Sin embargo, la violencia no se limita únicamente a ellos, extendiéndose también a funcionarios públicos, exfuncionarios, políticos y expolíticos, así como a sus familiares y personas relacionadas.

Lo más preocupante es la influencia cada vez más evidente de grupos criminales en la esfera política, especialmente en los gobiernos municipales. Estos grupos buscan controlar recursos valiosos y ejercer su influencia a través de la intimidación y la violencia, operando con impunidad y sembrando el miedo entre la población.

Entre los hallazgos específicos del informe, se destaca que el 73.4% de las agresiones se concentran en aspirantes a puestos municipales, siendo estos territorios donde las disputas entre grupos criminales son más intensas. Se han documentado amenazas, asesinatos, atentados con arma de fuego e incluso secuestros contra aspirantes y candidatos, lo que evidencia la gravedad y la diversidad de la violencia política en México.

Es especialmente alarmante el hecho de que las agresiones se dirijan de manera desproporcionada hacia candidaturas de la oposición en ciertos estados, lo que sugiere la posible utilización de la violencia como una herramienta para neutralizar a rivales políticos.

Ante esta situación, es urgente que las autoridades mexicanas tomen medidas efectivas para abordar la violencia política y garantizar la seguridad de quienes participan en el proceso democrático. La persistencia de este fenómeno representa una grave amenaza para la integridad del sistema electoral y la estabilidad del país, por lo que su combate debe ser una prioridad indiscutible para el gobierno y la sociedad mexicana.